sábado, 16 de julio de 2016

Link; un recuerdo con mi padre

Siempre he dicho que hay juegos que merece la pena jugarlos y juegos que es mejor observarlos, disfrutarlos como si estuvieras viendo una película, disfrutar de ver como otros los juegan mientras estas sentada en un sillón con un refresco o un helado.

Para mi es otra manera de “jugar” un juego, valorarlo y respetarlo. Mentiría si dijera que nunca he jugado a un “The Legend of Zelda”. Si he jugado, solo a uno, el clásico por llamarle de alguna manera.

El juego de SNES que nos compraron nuestros padres cuando mis hermanos y yo eramos tan solo unos moquitos con patas.

Recuerdo perfectamente estar sentada en el viejo sofá de casa, con los pies descalzos y el camisón rosa con flores que me había hecho mi madre, sujetando con las dos manos el mando de la consola mientras llevaba al pequeño héroe de Hyrule en su contienda para salvar a la princesa Zelda.

De pequeña no lo pensaba mucho, pero cuando crecí empecé a pensar, si en el juego llevas a un chico llamado Link, que es el que lo hace casi todo ¿porque se llama The legend of Zelda? No seria mas lógico llamarlo ¿Las aventuras de Link?.

Tampoco lo pensé mucho mas, pasé de simplemente jugar al juego a sentarme a ver jugar a mis hermanos, incluso veía jugar a mi padre, creo que eso me gustaba mucho mas.

Los fines de semana era cuando mas jugábamos con el regalo de la primera comunión de nuestra tía, esa SNES que aun guardamos con mucho cariño y que aun utilizamos para jugar, deberíais ver las competiciones del Dr Mario que hacen mis padres, es algo que creo que une, jugar en familia, ya sean juegos de mesa o en este caso, videojuegos.

Creo que me estoy yendo por los cerros de Úbeda como diría mi madre.

Volviendo al tema que quería tratar, el disfrutar de un juego sin jugarlo, hay gente que dice que no puedes disfrutar igual un juego si solo lo miras, que si lo juegas, es verdad. Pero yo prefería ver a Link pelear en manos de mis hermanos, de mi padre, de amigos, a guiarlo yo.

¿Era mala jugadora? No, ni mala ni buena, era una jugadora que pasó de disfrutar jugando a disfrutar observando.

También he de decir que el sigo disfrutando mas que ninguno al único que he jugado ¿habrá relación en ello? Seguramente, pero tampoco pienso mucho en ello.

No os podéis imaginar lo que se siente, sentándote al lado de tu padre, a ver como con calma y algún giro brusco se aventuraba al templo del agua, con Link, espada en una mano, escudo en la otra, buscando corazones, objetos, eliminando enemigos con ese pequeño ¿elfo? ¿Semielfo? Lo que sea, pixelado.

Creo que eso es lo que mas me gustaba del juego, ver a mi padre jugar.
Podíamos pasar horas así, uno sentado al lado del otro
Por ahí no papa, ya has estado antes”

“¿Si? ¿Tu crees? Entonces ¿por donde?”
No has mirado por esa puerta, si no hay enemigos es porque ya has pasado ¿no?”

Juego en equipo también podría ser, juego entre un padre y una hija.

Venga papa, ese es el enemigo final”

El cerdo raro”

El pobre Ganondorf era un cerdo raro para mi, pero era el cerdo raro que mi padre derrotaba el solo. Y yo estaba a su lado, disfrutando en silencio, a veces, de ver lo que hacia.

Si, mi padre ha jugado a muchos mas juegos, deberíais ver como se caía del sofá al jugar al mortal Combat, como se pasaba horas compitiendo con mi madre en el “fruitis” que era como un Tetris pero con frutas.

Luego pasó a jugar al Carmagedoon, juegos de coches.

Pero creo que si una tarde se pusiera de nuevo a jugar a la SNES y sacara el cartucho de “The Legend of Zelda” me volvería a sentar a su lado

¿A que vas a jugar papa?

Al Zelda”

Ahora me sentaría en el sofá, el seguramente en un sillón y se acercaría a la Televisión, los mandos de SNES no llegan muy lejos, no al menos hasta el sofá

Creo que volvería a sentarme descalza en el sofá, aunque no tuviera mi camisón rosa de flores, que de hecho si tengo, guardado porque lo hizo mi madre con todo su cariño. Ahora me sentaría con unos pantalones cortos, una camiseta el doble de mi talla, el pelo recogido y un refresco en la mano.

Al principio en silencio, observándole jugar, el humo del tabaco se dispersaría por el comedor, su mirada fija en la pantalla y un brillo infantil en su mirada, seria de nuevo nuestro momento.

Creo que ya se porque me gusta mirar como otros juegan con el aventurero Link, bueno, miento y me corrijo, ya se porque me gusta ver como mi padre juega con Link, como corre aventuras para salvar a la princesa Zelda.

Porque es un recuerdo muy fuerte, importante, algo que compartí con mi padre a través de un videojuego.

Quizás suene raro, estúpido, infantil o poco corriente, me da igual.

Gracias Link, por darme esos recuerdos tan fuertes con mi padre...ahora si me disculpáis, creo que mi padre se ha levantado de la siesta, creo que le propondré jugar a la SNES

Papa! ¿Vamos a jugar?”

Claro, ¿A que jugamos?”

Al Zelda papa”

Pero si a ese solo juego yo”

Para ese no necesito un mando para jugar contigo, vamos papa, vamos a jugar”


Esta bien, me tomo el café, monta la consola”

viernes, 10 de julio de 2015

"Tras un beso" Cazadores de Sombras (MALEC +18)

Fic que hice para el Fanzine ·En la mente de una Fangirl

http://fangirl-fanzine.tumblr.com/

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Jamás pensó que aquel beso pudiera llegar a suceder en aquella fiesta, ante tanta gente. Se dejó llevar; le había prometido a Magnus que dejaría claro que ellos dos tenían una relación, que la tenía con el brujo, y lo hizo de la forma más impactante posible: sus padres, sus amigos, sus conocidos, todos pudieron ver aquel beso tan apasionado.

Tampoco se podía imaginar lo que sucedería después.
Durante la fiesta y tras aquel beso tanto el cómo Magnus se mantuvieron apartados el uno del otro, al margen. De vez en cuando una mirada fugaz, alguna sonrisa, un sonrojo, pero no hubo ningún contacto hasta que Alec acompañó a Magnus a su habitación del hotel.

-          Pasa a tomar una última copa Alec -fueron sus únicas palabras mientras la mano del mago rozaba los dedos del cazador de oscuros cabellos mirando a esos ojos claros fijamente, mientras tiraba disimuladamente de él para meterle en su cuarto. Alec se dejo atrapar nuevamente por esa voz sensual, un tono que Magnus solo usaba con él cuando estaban a solas.
Era un hotel modesto, sencillo, aunque Magnus le había dado su toque personal de color y cambiado la cama por una más grande con sabanas aterciopeladas de tonos morados y un armario mágicamente más grande donde seguramente el brujo guardaba más de 30 trajes distintos.

-          Eres un hortera -susurro el cazador sentándose en una butaca del mismo tono que las sabanas y mirándole  con una sonrisa tranquila y relajada.
-          No soy hortera, soy alguien único y especial -se acercó a Alec con una copa de licor en la mano que entregó al chico más joven, aprovechando para darle un suave beso en esos labios que tantas veces había saboreado en la intimidad.

-          Eso no quita que seas un hortera -susurro tras ese beso, con la copa en la mano y con la otra acariciando el brazo del mago, procurando así que no se alejara. Dio un trago a la copa y la dejó sobre un mueble.- Demasiado alcohol Magnus…. si me la acabo no podré volver a casa….
-          Quien ha dicho que tengas que volver, Alec?- sus palabras eran como un susurro, su mano acariciaba esos labios húmedos a causa del licor, tirando del joven cazador nuevamente para atraerlo entre suaves besos hacia esa enorme cama.

Alec había caído de nuevo en los brazos de Magnus; unos brazos  cálidos, especiales, en los que se sentía cómodo y a gusto.
Se besaban mientras la chaqueta de Alec caía al suelo. Poco a poco Magnus le hizo sentarse en aquella cómoda cama, despojándole entre besos de la ropa, dejándole enseguida desnudo y tumbado sobre aquellas sabanas aterciopeladas. Magnus sonreía de forma picara mientras tiraba su chaqueta al suelo.

-          El color morado le sienta muy bien a tu piel Alec, más que el negro y esas runas que os pintáis… - se inclinó, apoyando la rodilla en la cama y, sin dejarle tiempo al joven a decir o hacer nada, empezó a besar ese vientre plano y tonificado por el entrenamiento.  Suavemente, de forma sensual, sabiendo de antemano como Alec reaccionaría, como se dejaría llevar por su “magia”; y así fue, la respiración del joven empezó a acelerarse, sintiendo esos labios en su piel, cerrando los ojos mientras su mano se perdía en los oscuros cabellos de Magnus. Empezó a jadear tan solo sintiendo esa lengua subir desde su vientre, poco a poco, hacia su cuello para sentir después unos dientes mordisqueándole. Instintivamente, la cabeza de Alec se movió dejando más espacio para que Magnus obrase con libertad, mientras las manos temblorosas e inquietas del cazador abandonaban esas hebras de cabello oscuro y se dedicaban a soltar, por fin, la camisa que vestía el brujo.
Magnus sonrió; Alec había cumplido su promesa, de una forma un tanto escandalosa quizás, pero lo había hecho; le había presentado a sus padres y a su familia como su pareja de una forma muy… contundente.

-          Cumpliste tu palabra….. te mereces un premio…. -no le dejó hablar, sus labios se juntaron con los de Alec en un apasionado e intenso beso que dejo al joven sin aliento ni resistencia.

Las manos de Alec continuaron su trabajo de forma torpe, despojando al brujo de sus pantalones. Poco le sorprendió que no llevase ropa interior, cualquier cosa era posible con él, pero se sorprendió a sí mismo cuando su mano empezó a acariciar esa parte que jamás había visto de Magnus. Con los dedos, de forma tímida y suave al principio, al contrario que Magnus que sin pudor ni vergüenza se encargó de atender el miembro de Alec. Quería oírle gemir, quería sentir como el gran cazador temblaba a su merced y suplicaba por más, así que mientras su mano se deleitaba con aquella parte de Alec sus labios volvieron a mordisquearle el cuello, sintiendo como las tímidas manos del cazador empezaban a tener más contacto, a imitarle, dándose placer de aquel modo tan intimo.
-          No creas…. que esto  se quedara así mi joven cazador -seguía susurrando palabras de forma sensual al oído del moreno entre lamidas y mordisquitos; su mano libre subió poco a poco, pasando los dedos por los labios de Alec. Instintivamente, este empezó a lamerlos, a jugar con su lengua en ellos como si ya lo hubiera hecho alguna vez, pero era la primera. En el fondo lo sabía, aquella noche Alec se entregaría por primera vez al brujo al que amaba.

Sus manos seguían un ritmo constante, acompasadas, y poco tardo Magnus en arrebatar sus dedos de la boca de Alec. Sin ningún pudor bajó su mano a ese trasero firme, acariciando una nalga, tentando con un dedo esa entrada virginal, besando de nuevo a su pareja mientras poco a poco y con tacto penetraba en él de forma suave, preparando al joven que se tensaba y temblaba en sus brazos.
-          Tranquilo, relájate… todo irá bien, no te haré daño…. solo te daré aquello que ambos anhelamos… -le susurraba suaves palabras mientras su dedo preparaba esa entrada y su otra mano le masturbaba, tratando de distraer los primeros dolores. Cuando sintió que Alec se relajaba, que estaba empezando a disfrutarlo coló un segundo dedo en su interior, jugando con ambos, moviéndolos lentamente al principio, acelerando cuando los gemidos y jadeos del moreno eran más sonoros y evidenciaban un placer desconocido para él.

La respiración de Alec era entrecortada, sus manos habían dejado de atender el cuerpo de Magnus ya que las acciones del brujo hacían que solo pudiera gemir el nombre de su pareja y aferrarse a él con mucha fuerza.

Ese era el momento, Magnus lo sabía. Sacó poco a poco los dedos y beso la frente del cazador, mirándole a los ojos, acariciando esas piernas mientras se posicionaba sobre él, sin dejar de besar su frente, sus mejillas, su nariz… y cuando finalmente besó sus labios empezó a entrar en él lentamente mientras sentía las yemas de los dedos de Alec apretarse en su piel, el cuerpo tensándose mientras la hombría de Magnus se abría paso en su interior.

Esperó el momento justo, el de comprobar que Alec estaba bien, sin dejar de rozar con sus labios la piel del chico; sus manos subían hasta sus caderas aferrándose a ellas, empezando con un suave balanceo, algo sensual, para que el neflim se adaptase y empezase a disfrutar. Alec se aferraba a esos labios, ahogaba pequeños gemidos, los suspiros y jadeos que se le escapaban sin control en los besos de Magnus; sus manos seguían en esa espalda de piel más oscura que la suya, marcándola al agarrarse, sintiendo como poco a poco Magnus aceleraba, volviendo aquel suave movimiento en embestidas más firmes, intensas y apasionadas, fundiéndose los dos en aquel baile íntimo que les acababa de unir eternamente.  Una de las manos de Magnus abandonó entonces las caderas del cazador de ojos azules, para bajar hasta su miembro, acompañando sus embestidas con nuevas atenciones en aquella parte tan sensible de ese cuerpo que ya temblaba de placer.

Alec gemía, Magnus solo podía entender su propio nombre en los labios del chico, algo que le excitaba y le hacía moverse aun con más ímpetu, jadeando y apoyando su frente en el torso desnudo de su amante, sabiendo por experiencia que poco aguante le quedaba ya antes de llegar a la cumbre de todas sus sensaciones… y así pasó; tras unas embestidas aún más certeras Magnus acabó, derramándose en el interior de Alec mientras le cubría de besos y su mano seguía atendiéndole hasta conseguir, segundos después, que Alec se derramase manchando sus vientres y respirando agitado, temblando, agotado.

El brujo solo podía sonreír, besando de nuevo la frente de su agotada pareja, saliendo de él  con un último jadeo. Pasó una pequeña toalla para limpiarse y limpiar a su amante, que se acurrucó en aquella cama, rodeado de las sabanas aterciopeladas de aquel morado intenso, sonriendo. Magnus volvió a tumbarse, dejando que Alec se abrazase a él para quedarse dormido por el agotamiento y todas aquellas nuevas sensaciones.

Magnus acaricio sus oscuros cabellos, mirándole dormir, disfrutando de la visión de esa piel blanca y de la calma con la que se había dormido el chico tras toda aquella acción.
-          Sigue sentándote bien el morado, cazador….. y, como predije…. no volverás a casa hoy… -con un movimiento de su mano, cubrió a ambos en la cama, cerró los ojos y se perdió en el mundo de los sueños, con una agradable sonrisa al lado del cazador.



 Ilutración Laura Perez

martes, 26 de noviembre de 2013

Gracias

Ya hace mucho que salí de mi horrible pozo de mierda, que aprendí a valorar lo que merece la pena, a estar agradecida por lo que tengo y a pedir disculpas por el daño que pude llegar a hacer a la gente que me rodeaba.
He aprendido a levantarme de nuevo, a caminar, a sonreír, a vivir de nuevo.
Valoro mejor a las personas que me rodean, y doy la importancia que merece a cada uno.
Soy un ser humano y como tal tengo mis virtudes, que son pocas, y mis defectos que son muchos, tantos que si empezase a enumerarlos no acabaría nunca.
Aun y así si que tengo algo que no cambiaría ni en 10 millones de vidas, si es que llegase a vivir tantas que lo dudo, seamos sinceros, no soy el mejor ejemplo de ser humano, pero....y quien lo es?
La suerte que tengo es que me rodea gente maravillosa, gente increíble que hace que mis defectos sean mas pequeños y no se vean, gente por la que decidí seguir luchando, no tirar la toalla y rendirme.
Durante ese año de mierda decidí dejar de vivir, de sentir, ocultarme en mi miseria y odiar todo lo odiable, pero allí estaban ellos, con una mano para tendérmela, acollejearme si era necesario, hacerme ver que el odio no conduce a nada, que poco a poco se sale de todo y que todo tiene solución excepto la muerte, que hay mucho camino y mucha vida por delante.
Hace tiempo que quiero dar las gracias a esa gente, gente que consiguió que volviera a comer, que volviera a sonreír, que me mandaba la faena de la universidad cunado me negaba a ir, gente que me cedía su cama y su calma cuando no podía dormir, gente que me escuchaba aunque me hiciera repetitiva, que me dio tiempo, y a pesar de todo lo que pude llegar a decir o a hacer me espero, me dio una segunda oportunidad aunque no la mereciera.
Sigo siendo una niña, con 29 años pero una niña al fin y al cabo.
Sigo siendo patosa, me caigo cada dos por tres y me rompo por todas partes, no hay agujero en Manresa por donde no me haya caído
Sigo siendo infantil, muy infantil
Me encanta tener mi cama llena de peluches y acostarme con todos los peluches para cuando me levante el día siguiente ver cuantos siguen en ella o cuantos se han caído.
Sigo pensando que acabare siendo una adorable ancianita en silla de ruedas rodeada de gatos xD
Soy enamoradiza pero me he llevado tantos palos en estos ultimos 3 años que aunque me guste alguien no suelo decirlo, asi me evito otro tropezón y esas cosas y evito preocupar a mis amigos.
Me gusta escuchar, quiero escuchar a la gente, ayudarles, formar parte de la vida de la gente que me ha dejado entrar en ella a pesar de no ser lo que se dice una magnifica persona
Me gusta cosplayarme, me gusta quedar con la gente de las fotos de Zombies, no soy una chica fotogenica ni espectacular pero aun y así me llaman, me avisan y me dejan participar con ellos, que a pesar de que no soy delgada, ni alta y que me cuesta hacer dieta porque me pirra la comida, sobretodo las gominolas les importa un carajo, estoy rellenita, pero no soy un monstruo abominable y si quiero perder peso no es porque no este cómoda con mi físico, es porque mi salud mejorara con ello
Soy feliz? Si , lo soy, no podría desear nada mejor
Tengo una familia que me quiere, (véase padres hermanos perra y gato) unos amigos que valen un imperio, tanto mi gente de barna, mis amigos (familia) cosplayers a los que quiero mas cada dia como los que hace años que no veo o los que veo poco, tengo amigos, gente que si saben que estas mal, o enfermo no importa, cogen el primer tren, se plantan en casa y no me dejan hacer nada o que vamos por la calle y me obligan a darle la mochila o el bolso para que no cargue peso, para resumir, no podría ser quien soy sin ellos.
No voy a poner nombres ni etiquetar a nadie, no es necesario, solo quiero, una vez mas, pedir perdón por lo que hice y dar las gracias por esta segunda oportunidad que todos me habéis dado.
Me llamo Sara Díaz, tengo 29 años y estoy aprendiendo a vivir

martes, 22 de enero de 2013

Un ultimo Vuelo


El sonido de las gotas, estrellándose contra el suelo, de forma lenta pero incesante, cualquiera pensaría que era agua de un grifo mal cerrado, o quizás la señal de que pronto llovería, pero no era así, aquel sonido no era agua, no podía serlo, más denso, más oscuro, más triste y apagado, recorría a gran velocidad la hoja de aquel oxidado y viejo cuchillo que guardaban en aquel viejo cajón, aquellas gotas se acumulaban en la punta y luego la gravedad, imparcial e inamovible las hacia caer sobre aquel viejo suelo de mármol azul que siempre le había disgustado.
Ella impasible, silenciosa sostenía aquel utensilio con las manos desnudas, frías y manchadas con la sangre de aquel que una vez fue su alma gemela, su  guía y su tesoro.
Todo había pasado tan deprisa, demasiado deprisa, tenía que sufrir, tenía que sentir en sus carnes el dolor de los golpes, de los cortes, de una falsa vida feliz donde nada era lo que parecía, nadie conocía la verdad, un horrible infierno se escondía tras aquella sonrisa dulce y conciliadora
Su cuerpo, en el suelo, con decenas de heridas repartidas torpemente por un cuerpo que jamás volveria a tener vida,  en su rostro un rictus de terror y asombro, una mala sorpresa en un dia especial, un dia señalado e irrepetible, con significado para todos y para nadie.
Dejo caer aquel viejo cuchillo al suelo, mientras descalza caminaba por aquella gran cocina vieja, como si nada hubiera pasado, se acerco a la nevera, miro en su interior, solo unas patatas y un poco de arroz que seguramente ya no se querrían comer ni los gatos, media botella de vino y una tarta entera, preparada para una celebración, para algo especial. Una pequeña sonrisa recorrió su rostro, el primer gesto de humanidad desde el “incidente”.
Lentamente saco la tarta, se sentó en una silla y con otro cuchillo aun más viejo y oxidado corto una porción de aquella deliciosa tarta de crema y chocolate. Un mordisco, una sonrisa, otro mordisco, una lagrima, un mordisco mas, sensación de alivio y libertad, no mas gritos, no mas palizas, no mas encierros, ahora si podía volar.
La tarta le supo bien, tanto que corto otro trozo, dejándolo en el suelo, al lado de ese cuerpo inmóvil, asustado y que seguía perdiendo sangre poco a poco.
-Al fin puedo soñar, puedo volar, ya no puedes cortar mis alas, feliz San Valentín- susurro a un oído que no le escuchaba, no sentía y simplemente se pudría por segundos a su lado.
Otra sonrisa, empezó a correr por el pasillo, entrando al dormitorio para abrir ese viejo armario de un mercado, la puerta se cayó al suelo, otra carcajada, escogió sus mejores galas, una falda marrón hasta las rodillas y una blusa blanca amarilleada por el tiempo y los lavados, se sentó en una silla, ante el tocador, un maquillaje sencillo, un peinado elegante, un collar de perlas falsas  y unos pendientes de esos que parecen mucho pero que no son nada, unos zapatos de tacón, y otra sonrisa mas.
Abrió aquel viejo balcón, el viento le dio la bienvenida a una nueva vida, una vida sin dolor, una vida sin miedos, una vida libre. Una última mirada hacia atrás, una última sonrisa, un “hasta nunca” y un salto, por fin podía volar, volar alto, volar libre.
La caída fue rápida, dura, pero rápida, no hubo dolor, no existía el miedo, solo una sonrisa en su rostro y el saber que allí donde iba, nadie la dañaría jamás.

Still dreaming


Mirar por una ventana y soñar, soñar por suerte aun es gratis, no hace falta estar dormidos para soñar, solo necesitas estar en un lugar agradable o cómodo y cerrar los ojos, dejarte llevar, pero no es fácil, aun y así, cuando lo consigues, puedes ser lo que más desees y tengas miedo de materializar.
También puedes cambiar tu vida a algo mejor, o a algo peor, porque en tus sueños eres el dueño, el que decide como van las cosas, eres el centro de un mundo que cuando se transporta a la vida real, se convierte en algo normal, a veces mínimo y que pasa desapercibido.
Mucha gente se queja de ello “no estás pendiente de mi” “no me haces caso todo lo que deberías” o un “si me quieres deberías estar conmigo a todas horas” puedes querer a alguien, ya sea amor de pareja, amistad o familiar, pero no puedes ser una sombra de esa persona, porque eso solo te convierte en eso, en una sombra, pierdes tus valores, tu personalidad y pasas a ser simplemente un fragmento mas de esa otra persona, y cuando ya no te queda nada de ti mismo te das cuenta del gran error que has cometido.
Pero dejemos ese mundo de pesimismo, porque para malestar general el mundo real ya es bastante triste y patético, mejor volver solo 5 minutos a ese mundo fantástico donde nada malo puede pasarte. Soñar sigue siendo gratis y libre.
Volviendo al sueño, no tienes por qué estar en otro mundo o en otra época, a mi me vale con estar en el mismo lugar, abrir los ojos, y ver que las cosas son un poco distintas dentro de mi propia existencia, que no será maravillosa, pero merece la pena.
Me levanto de la cama, bostezando cual león de la metro y buscando a ciegas las zapatillas, poniendo mis pies descalzos en el frio suelo, eso me despierta del todo, omitiremos la parte del baño porque a nadie le interesan mis intimidades o como eructo ante un espejo, si es que me da por eructar, no nos escandalicemos, soy humana y como tal expulso gases de mi cuerpo para no hincharme cual pelota, y si, en los sueños también se eructa.
Salir de casa, simplemente por salir a pasear, sin prisas, sin nervios, sin un porque, solo por el placer de salir y sentir el aire en mi cara, sentirme viva y completa, porque ese es el mayor de los deseos, al menos para mí.
Llegar a mi trabajo, una pequeña clínica, un hospital, o una residencia, me da igual, solo quiero trabajar de lo que me estoy preparando, para lo que quiero ser alguien.
Soñar es gratis, no tiene porque ser un gran sueño, uno pequeño también es suficiente, solo necesitamos esfuerzos para cumplir nuestro sueño, y que nadie por encima de nosotros nos rompa las alas para seguir soñando y poder volar hasta alcanzarlo
Creo que ya no sé ni lo que digo, mejor dejo de soñar, abro los ojos, cojo los apuntes y me vuelvo a los estudios, porque si sigo soñando, no podre alcanzar lo que deseo

miércoles, 8 de agosto de 2012

Amores Secretos


Media tarde, estamos en un parque, mi hija pequeña que juega inocente en un columpio y yo, por suerte  mi marido ha decidido a última hora que el partido de futbol es mucho mas importante que nuestra hija, y yo lo agradezco, si no la cita habría sido un completo desastre.

Cualquiera diría que para ir a un parque me preocupo demasiado de mi aspecto, un poco maquillada pero sin que se note, un vestido veraniego de tirantes, de colores cálidos y unas sandalias a juego, para sentarme en un banco y ver a mi hija de 4 años jugar con otros niños, hacer castillitos con la arena y bajar por el tobogán con ayuda de su madre

Pero todo esto tiene una explicación más profunda que el simple ser superficial que aparento para ocultar lo que siento.
Impaciente miro a un lado y a otro, esperando que aparezcas como siempre, con tu hijo al que siempre llevas desastrosamente adorable, tus pantalones tejanos, tu camisa vieja y esa coleta que parece más de un caballo que de una persona pero que te queda extrañamente genial.
Mi nerviosismo inicial se convierte poco a poco en algo mas externo, un tic en mi pierna que se mueve inquieta mientras te busco desesperada con la mirada, no apareces, nunca apareces cuando te busco
Cuando pierdo toda esperanza, cuando me centro solo en mi hija, en hacerla feliz y me olvido de ti, de que no vas a venir y todo va a ser tranquilo escucho la risa traviesa de tu hijo Ivan que viene corriendo hacia mi y se me engancha en la pierna con esa sonrisa burlona que me enseña que se le ha caído otro diente de leche y que el ratoncito perez va a venir hoy.

Te vi caminar hacia mi, con tu eterna sonrisa, tus gafas de sol y tus ropas comodas y que me parecen mas sexys en ti que en mi marido

Te sientas como si nada a mi lado y me sonries y saludas empezando a mirar a los niños como cualquier otra madre, con la única diferencia es que coges mi mano disimuladamente y me dices un “perdona me ha costado vestir al peque”
Mi sonrisa se ensancha y dejamos pasar las horas cogidas de la mano, mirando a los niños, viendo como los otros se van y nosotras nos negamos a abandonar nuestro lugar especial, nuestro lugar intimo y personal nuestro refugio donde podemos ser un poco nosotras ante el juego inocente de nuestros hijos.

Se hace de noche y cada una cargamos a nuestros hijos en brazos y como siempre decides acompañarme a casa donde no me espera nada más que mentiras.
Llegamos al portal, los niños duermen y me despido con una sonrisa hasta que vuelves a llamarme pajarillo, entonces te miro, me sonries y me besas dulcemente para decirme “la misma hora el mismo lugar”

Ese beso me da las fuerzas, para un dia mas, sonrio, cargo a la niña, me meto en casa mientras tu te vas

martes, 7 de agosto de 2012

Juego de niñas


Todos los descubrimientos suelen pasar por accidentes, o eso es lo que se les había explicado en clase aquella mañana, una de las pocas clases en las que solían estar despiertas aunque una de ellas,  pelirroja de trenzas y el mono tejano con camiseta amarilla se pasara el rato dibujando en la libreta o en la mesa y la otra con el cabello largo suelto castaño pendientes en forma de Luna, vestida con pantaloncitos tejanos y camiseta de manga corta, una corbata oscura mordiera su lápiz, escribiendo notas musicales en su cuaderno, solo pensando en volver a casa y sacar la guitarra para empezar a practicar.
Justo entonces sonó el timbre, y ahora se encontraban las dos, de camino al baño, soñando despiertas sobre que harían más tarde, o sus planes de vida futuras llenas de sueños, esperanzas e ilusiones, pero siempre juntas.
Al final del pasillo, de un instituto algo viejo y con pintadas en las paredes se encontraba el baño, normalmente cerrado durante las horas de clase, pero durante los recreos abierto
Entraron en el, bromeando y soñando, no había nadie, o eso pensaban, un leve murmullo se escuchaba del fondo, dos risas, dos voces, dos amantes secretas una junto a la otra se daban sus momentos íntimos ocultas de los demás.
Las dos amigas, movidas por la curiosidad se acercaron a ver de donde provenían los susurros.
Escondidas, caricia contra caricia las dos amantes se besaban, suave y tiernamente mientras sonreían entre beso y beso.
Sorprendidas, extrañadas las dos amigas marcharon corriendo, hacia el aula guardando en sus mentes el secreto de lo ocurrido
El resto del día lo pasaron extrañadas, mirándose la una a la otra y sonriendo bobamente.
Las clases finalizaron y las dos juntas, se fueron a casa, juntas, hablando del tema, de lo curioso que era para ellas la situación que por accidente habían descubierto.
A media tarde, solas las dos, con un plato con galletas y un par de batidos de chocolate seguían dándole vueltas al asunto, de no entender, de no imaginar lo descubierto, hasta que una de las dos lanzo la gran pregunta
- Y si lo intentamos?- pregunto la chica de la corbata, con una galleta en la mano
Su amiga asintió, se acerco a la otra , a gatas como una gatita juguetona, unos segundo que parecieron eternos, un beso en principio pequeño una sonrisa tras ese beso, y segundos después, un beso mas alargado, mas cariñoso, dos amigas que se vuelven amantes