martes, 22 de enero de 2013

Un ultimo Vuelo


El sonido de las gotas, estrellándose contra el suelo, de forma lenta pero incesante, cualquiera pensaría que era agua de un grifo mal cerrado, o quizás la señal de que pronto llovería, pero no era así, aquel sonido no era agua, no podía serlo, más denso, más oscuro, más triste y apagado, recorría a gran velocidad la hoja de aquel oxidado y viejo cuchillo que guardaban en aquel viejo cajón, aquellas gotas se acumulaban en la punta y luego la gravedad, imparcial e inamovible las hacia caer sobre aquel viejo suelo de mármol azul que siempre le había disgustado.
Ella impasible, silenciosa sostenía aquel utensilio con las manos desnudas, frías y manchadas con la sangre de aquel que una vez fue su alma gemela, su  guía y su tesoro.
Todo había pasado tan deprisa, demasiado deprisa, tenía que sufrir, tenía que sentir en sus carnes el dolor de los golpes, de los cortes, de una falsa vida feliz donde nada era lo que parecía, nadie conocía la verdad, un horrible infierno se escondía tras aquella sonrisa dulce y conciliadora
Su cuerpo, en el suelo, con decenas de heridas repartidas torpemente por un cuerpo que jamás volveria a tener vida,  en su rostro un rictus de terror y asombro, una mala sorpresa en un dia especial, un dia señalado e irrepetible, con significado para todos y para nadie.
Dejo caer aquel viejo cuchillo al suelo, mientras descalza caminaba por aquella gran cocina vieja, como si nada hubiera pasado, se acerco a la nevera, miro en su interior, solo unas patatas y un poco de arroz que seguramente ya no se querrían comer ni los gatos, media botella de vino y una tarta entera, preparada para una celebración, para algo especial. Una pequeña sonrisa recorrió su rostro, el primer gesto de humanidad desde el “incidente”.
Lentamente saco la tarta, se sentó en una silla y con otro cuchillo aun más viejo y oxidado corto una porción de aquella deliciosa tarta de crema y chocolate. Un mordisco, una sonrisa, otro mordisco, una lagrima, un mordisco mas, sensación de alivio y libertad, no mas gritos, no mas palizas, no mas encierros, ahora si podía volar.
La tarta le supo bien, tanto que corto otro trozo, dejándolo en el suelo, al lado de ese cuerpo inmóvil, asustado y que seguía perdiendo sangre poco a poco.
-Al fin puedo soñar, puedo volar, ya no puedes cortar mis alas, feliz San Valentín- susurro a un oído que no le escuchaba, no sentía y simplemente se pudría por segundos a su lado.
Otra sonrisa, empezó a correr por el pasillo, entrando al dormitorio para abrir ese viejo armario de un mercado, la puerta se cayó al suelo, otra carcajada, escogió sus mejores galas, una falda marrón hasta las rodillas y una blusa blanca amarilleada por el tiempo y los lavados, se sentó en una silla, ante el tocador, un maquillaje sencillo, un peinado elegante, un collar de perlas falsas  y unos pendientes de esos que parecen mucho pero que no son nada, unos zapatos de tacón, y otra sonrisa mas.
Abrió aquel viejo balcón, el viento le dio la bienvenida a una nueva vida, una vida sin dolor, una vida sin miedos, una vida libre. Una última mirada hacia atrás, una última sonrisa, un “hasta nunca” y un salto, por fin podía volar, volar alto, volar libre.
La caída fue rápida, dura, pero rápida, no hubo dolor, no existía el miedo, solo una sonrisa en su rostro y el saber que allí donde iba, nadie la dañaría jamás.

Still dreaming


Mirar por una ventana y soñar, soñar por suerte aun es gratis, no hace falta estar dormidos para soñar, solo necesitas estar en un lugar agradable o cómodo y cerrar los ojos, dejarte llevar, pero no es fácil, aun y así, cuando lo consigues, puedes ser lo que más desees y tengas miedo de materializar.
También puedes cambiar tu vida a algo mejor, o a algo peor, porque en tus sueños eres el dueño, el que decide como van las cosas, eres el centro de un mundo que cuando se transporta a la vida real, se convierte en algo normal, a veces mínimo y que pasa desapercibido.
Mucha gente se queja de ello “no estás pendiente de mi” “no me haces caso todo lo que deberías” o un “si me quieres deberías estar conmigo a todas horas” puedes querer a alguien, ya sea amor de pareja, amistad o familiar, pero no puedes ser una sombra de esa persona, porque eso solo te convierte en eso, en una sombra, pierdes tus valores, tu personalidad y pasas a ser simplemente un fragmento mas de esa otra persona, y cuando ya no te queda nada de ti mismo te das cuenta del gran error que has cometido.
Pero dejemos ese mundo de pesimismo, porque para malestar general el mundo real ya es bastante triste y patético, mejor volver solo 5 minutos a ese mundo fantástico donde nada malo puede pasarte. Soñar sigue siendo gratis y libre.
Volviendo al sueño, no tienes por qué estar en otro mundo o en otra época, a mi me vale con estar en el mismo lugar, abrir los ojos, y ver que las cosas son un poco distintas dentro de mi propia existencia, que no será maravillosa, pero merece la pena.
Me levanto de la cama, bostezando cual león de la metro y buscando a ciegas las zapatillas, poniendo mis pies descalzos en el frio suelo, eso me despierta del todo, omitiremos la parte del baño porque a nadie le interesan mis intimidades o como eructo ante un espejo, si es que me da por eructar, no nos escandalicemos, soy humana y como tal expulso gases de mi cuerpo para no hincharme cual pelota, y si, en los sueños también se eructa.
Salir de casa, simplemente por salir a pasear, sin prisas, sin nervios, sin un porque, solo por el placer de salir y sentir el aire en mi cara, sentirme viva y completa, porque ese es el mayor de los deseos, al menos para mí.
Llegar a mi trabajo, una pequeña clínica, un hospital, o una residencia, me da igual, solo quiero trabajar de lo que me estoy preparando, para lo que quiero ser alguien.
Soñar es gratis, no tiene porque ser un gran sueño, uno pequeño también es suficiente, solo necesitamos esfuerzos para cumplir nuestro sueño, y que nadie por encima de nosotros nos rompa las alas para seguir soñando y poder volar hasta alcanzarlo
Creo que ya no sé ni lo que digo, mejor dejo de soñar, abro los ojos, cojo los apuntes y me vuelvo a los estudios, porque si sigo soñando, no podre alcanzar lo que deseo