viernes, 10 de julio de 2015

"Tras un beso" Cazadores de Sombras (MALEC +18)

Fic que hice para el Fanzine ·En la mente de una Fangirl

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Jamás pensó que aquel beso pudiera llegar a suceder en aquella fiesta, ante tanta gente. Se dejó llevar; le había prometido a Magnus que dejaría claro que ellos dos tenían una relación, que la tenía con el brujo, y lo hizo de la forma más impactante posible: sus padres, sus amigos, sus conocidos, todos pudieron ver aquel beso tan apasionado.

Tampoco se podía imaginar lo que sucedería después.
Durante la fiesta y tras aquel beso tanto el cómo Magnus se mantuvieron apartados el uno del otro, al margen. De vez en cuando una mirada fugaz, alguna sonrisa, un sonrojo, pero no hubo ningún contacto hasta que Alec acompañó a Magnus a su habitación del hotel.

-          Pasa a tomar una última copa Alec -fueron sus únicas palabras mientras la mano del mago rozaba los dedos del cazador de oscuros cabellos mirando a esos ojos claros fijamente, mientras tiraba disimuladamente de él para meterle en su cuarto. Alec se dejo atrapar nuevamente por esa voz sensual, un tono que Magnus solo usaba con él cuando estaban a solas.
Era un hotel modesto, sencillo, aunque Magnus le había dado su toque personal de color y cambiado la cama por una más grande con sabanas aterciopeladas de tonos morados y un armario mágicamente más grande donde seguramente el brujo guardaba más de 30 trajes distintos.

-          Eres un hortera -susurro el cazador sentándose en una butaca del mismo tono que las sabanas y mirándole  con una sonrisa tranquila y relajada.
-          No soy hortera, soy alguien único y especial -se acercó a Alec con una copa de licor en la mano que entregó al chico más joven, aprovechando para darle un suave beso en esos labios que tantas veces había saboreado en la intimidad.

-          Eso no quita que seas un hortera -susurro tras ese beso, con la copa en la mano y con la otra acariciando el brazo del mago, procurando así que no se alejara. Dio un trago a la copa y la dejó sobre un mueble.- Demasiado alcohol Magnus…. si me la acabo no podré volver a casa….
-          Quien ha dicho que tengas que volver, Alec?- sus palabras eran como un susurro, su mano acariciaba esos labios húmedos a causa del licor, tirando del joven cazador nuevamente para atraerlo entre suaves besos hacia esa enorme cama.

Alec había caído de nuevo en los brazos de Magnus; unos brazos  cálidos, especiales, en los que se sentía cómodo y a gusto.
Se besaban mientras la chaqueta de Alec caía al suelo. Poco a poco Magnus le hizo sentarse en aquella cómoda cama, despojándole entre besos de la ropa, dejándole enseguida desnudo y tumbado sobre aquellas sabanas aterciopeladas. Magnus sonreía de forma picara mientras tiraba su chaqueta al suelo.

-          El color morado le sienta muy bien a tu piel Alec, más que el negro y esas runas que os pintáis… - se inclinó, apoyando la rodilla en la cama y, sin dejarle tiempo al joven a decir o hacer nada, empezó a besar ese vientre plano y tonificado por el entrenamiento.  Suavemente, de forma sensual, sabiendo de antemano como Alec reaccionaría, como se dejaría llevar por su “magia”; y así fue, la respiración del joven empezó a acelerarse, sintiendo esos labios en su piel, cerrando los ojos mientras su mano se perdía en los oscuros cabellos de Magnus. Empezó a jadear tan solo sintiendo esa lengua subir desde su vientre, poco a poco, hacia su cuello para sentir después unos dientes mordisqueándole. Instintivamente, la cabeza de Alec se movió dejando más espacio para que Magnus obrase con libertad, mientras las manos temblorosas e inquietas del cazador abandonaban esas hebras de cabello oscuro y se dedicaban a soltar, por fin, la camisa que vestía el brujo.
Magnus sonrió; Alec había cumplido su promesa, de una forma un tanto escandalosa quizás, pero lo había hecho; le había presentado a sus padres y a su familia como su pareja de una forma muy… contundente.

-          Cumpliste tu palabra….. te mereces un premio…. -no le dejó hablar, sus labios se juntaron con los de Alec en un apasionado e intenso beso que dejo al joven sin aliento ni resistencia.

Las manos de Alec continuaron su trabajo de forma torpe, despojando al brujo de sus pantalones. Poco le sorprendió que no llevase ropa interior, cualquier cosa era posible con él, pero se sorprendió a sí mismo cuando su mano empezó a acariciar esa parte que jamás había visto de Magnus. Con los dedos, de forma tímida y suave al principio, al contrario que Magnus que sin pudor ni vergüenza se encargó de atender el miembro de Alec. Quería oírle gemir, quería sentir como el gran cazador temblaba a su merced y suplicaba por más, así que mientras su mano se deleitaba con aquella parte de Alec sus labios volvieron a mordisquearle el cuello, sintiendo como las tímidas manos del cazador empezaban a tener más contacto, a imitarle, dándose placer de aquel modo tan intimo.
-          No creas…. que esto  se quedara así mi joven cazador -seguía susurrando palabras de forma sensual al oído del moreno entre lamidas y mordisquitos; su mano libre subió poco a poco, pasando los dedos por los labios de Alec. Instintivamente, este empezó a lamerlos, a jugar con su lengua en ellos como si ya lo hubiera hecho alguna vez, pero era la primera. En el fondo lo sabía, aquella noche Alec se entregaría por primera vez al brujo al que amaba.

Sus manos seguían un ritmo constante, acompasadas, y poco tardo Magnus en arrebatar sus dedos de la boca de Alec. Sin ningún pudor bajó su mano a ese trasero firme, acariciando una nalga, tentando con un dedo esa entrada virginal, besando de nuevo a su pareja mientras poco a poco y con tacto penetraba en él de forma suave, preparando al joven que se tensaba y temblaba en sus brazos.
-          Tranquilo, relájate… todo irá bien, no te haré daño…. solo te daré aquello que ambos anhelamos… -le susurraba suaves palabras mientras su dedo preparaba esa entrada y su otra mano le masturbaba, tratando de distraer los primeros dolores. Cuando sintió que Alec se relajaba, que estaba empezando a disfrutarlo coló un segundo dedo en su interior, jugando con ambos, moviéndolos lentamente al principio, acelerando cuando los gemidos y jadeos del moreno eran más sonoros y evidenciaban un placer desconocido para él.

La respiración de Alec era entrecortada, sus manos habían dejado de atender el cuerpo de Magnus ya que las acciones del brujo hacían que solo pudiera gemir el nombre de su pareja y aferrarse a él con mucha fuerza.

Ese era el momento, Magnus lo sabía. Sacó poco a poco los dedos y beso la frente del cazador, mirándole a los ojos, acariciando esas piernas mientras se posicionaba sobre él, sin dejar de besar su frente, sus mejillas, su nariz… y cuando finalmente besó sus labios empezó a entrar en él lentamente mientras sentía las yemas de los dedos de Alec apretarse en su piel, el cuerpo tensándose mientras la hombría de Magnus se abría paso en su interior.

Esperó el momento justo, el de comprobar que Alec estaba bien, sin dejar de rozar con sus labios la piel del chico; sus manos subían hasta sus caderas aferrándose a ellas, empezando con un suave balanceo, algo sensual, para que el neflim se adaptase y empezase a disfrutar. Alec se aferraba a esos labios, ahogaba pequeños gemidos, los suspiros y jadeos que se le escapaban sin control en los besos de Magnus; sus manos seguían en esa espalda de piel más oscura que la suya, marcándola al agarrarse, sintiendo como poco a poco Magnus aceleraba, volviendo aquel suave movimiento en embestidas más firmes, intensas y apasionadas, fundiéndose los dos en aquel baile íntimo que les acababa de unir eternamente.  Una de las manos de Magnus abandonó entonces las caderas del cazador de ojos azules, para bajar hasta su miembro, acompañando sus embestidas con nuevas atenciones en aquella parte tan sensible de ese cuerpo que ya temblaba de placer.

Alec gemía, Magnus solo podía entender su propio nombre en los labios del chico, algo que le excitaba y le hacía moverse aun con más ímpetu, jadeando y apoyando su frente en el torso desnudo de su amante, sabiendo por experiencia que poco aguante le quedaba ya antes de llegar a la cumbre de todas sus sensaciones… y así pasó; tras unas embestidas aún más certeras Magnus acabó, derramándose en el interior de Alec mientras le cubría de besos y su mano seguía atendiéndole hasta conseguir, segundos después, que Alec se derramase manchando sus vientres y respirando agitado, temblando, agotado.

El brujo solo podía sonreír, besando de nuevo la frente de su agotada pareja, saliendo de él  con un último jadeo. Pasó una pequeña toalla para limpiarse y limpiar a su amante, que se acurrucó en aquella cama, rodeado de las sabanas aterciopeladas de aquel morado intenso, sonriendo. Magnus volvió a tumbarse, dejando que Alec se abrazase a él para quedarse dormido por el agotamiento y todas aquellas nuevas sensaciones.

Magnus acaricio sus oscuros cabellos, mirándole dormir, disfrutando de la visión de esa piel blanca y de la calma con la que se había dormido el chico tras toda aquella acción.
-          Sigue sentándote bien el morado, cazador….. y, como predije…. no volverás a casa hoy… -con un movimiento de su mano, cubrió a ambos en la cama, cerró los ojos y se perdió en el mundo de los sueños, con una agradable sonrisa al lado del cazador.



 Ilutración Laura Perez