sábado, 16 de julio de 2016

Link; un recuerdo con mi padre

Siempre he dicho que hay juegos que merece la pena jugarlos y juegos que es mejor observarlos, disfrutarlos como si estuvieras viendo una película, disfrutar de ver como otros los juegan mientras estas sentada en un sillón con un refresco o un helado.

Para mi es otra manera de “jugar” un juego, valorarlo y respetarlo. Mentiría si dijera que nunca he jugado a un “The Legend of Zelda”. Si he jugado, solo a uno, el clásico por llamarle de alguna manera.

El juego de SNES que nos compraron nuestros padres cuando mis hermanos y yo eramos tan solo unos moquitos con patas.

Recuerdo perfectamente estar sentada en el viejo sofá de casa, con los pies descalzos y el camisón rosa con flores que me había hecho mi madre, sujetando con las dos manos el mando de la consola mientras llevaba al pequeño héroe de Hyrule en su contienda para salvar a la princesa Zelda.

De pequeña no lo pensaba mucho, pero cuando crecí empecé a pensar, si en el juego llevas a un chico llamado Link, que es el que lo hace casi todo ¿porque se llama The legend of Zelda? No seria mas lógico llamarlo ¿Las aventuras de Link?.

Tampoco lo pensé mucho mas, pasé de simplemente jugar al juego a sentarme a ver jugar a mis hermanos, incluso veía jugar a mi padre, creo que eso me gustaba mucho mas.

Los fines de semana era cuando mas jugábamos con el regalo de la primera comunión de nuestra tía, esa SNES que aun guardamos con mucho cariño y que aun utilizamos para jugar, deberíais ver las competiciones del Dr Mario que hacen mis padres, es algo que creo que une, jugar en familia, ya sean juegos de mesa o en este caso, videojuegos.

Creo que me estoy yendo por los cerros de Úbeda como diría mi madre.

Volviendo al tema que quería tratar, el disfrutar de un juego sin jugarlo, hay gente que dice que no puedes disfrutar igual un juego si solo lo miras, que si lo juegas, es verdad. Pero yo prefería ver a Link pelear en manos de mis hermanos, de mi padre, de amigos, a guiarlo yo.

¿Era mala jugadora? No, ni mala ni buena, era una jugadora que pasó de disfrutar jugando a disfrutar observando.

También he de decir que el sigo disfrutando mas que ninguno al único que he jugado ¿habrá relación en ello? Seguramente, pero tampoco pienso mucho en ello.

No os podéis imaginar lo que se siente, sentándote al lado de tu padre, a ver como con calma y algún giro brusco se aventuraba al templo del agua, con Link, espada en una mano, escudo en la otra, buscando corazones, objetos, eliminando enemigos con ese pequeño ¿elfo? ¿Semielfo? Lo que sea, pixelado.

Creo que eso es lo que mas me gustaba del juego, ver a mi padre jugar.
Podíamos pasar horas así, uno sentado al lado del otro
Por ahí no papa, ya has estado antes”

“¿Si? ¿Tu crees? Entonces ¿por donde?”
No has mirado por esa puerta, si no hay enemigos es porque ya has pasado ¿no?”

Juego en equipo también podría ser, juego entre un padre y una hija.

Venga papa, ese es el enemigo final”

El cerdo raro”

El pobre Ganondorf era un cerdo raro para mi, pero era el cerdo raro que mi padre derrotaba el solo. Y yo estaba a su lado, disfrutando en silencio, a veces, de ver lo que hacia.

Si, mi padre ha jugado a muchos mas juegos, deberíais ver como se caía del sofá al jugar al mortal Combat, como se pasaba horas compitiendo con mi madre en el “fruitis” que era como un Tetris pero con frutas.

Luego pasó a jugar al Carmagedoon, juegos de coches.

Pero creo que si una tarde se pusiera de nuevo a jugar a la SNES y sacara el cartucho de “The Legend of Zelda” me volvería a sentar a su lado

¿A que vas a jugar papa?

Al Zelda”

Ahora me sentaría en el sofá, el seguramente en un sillón y se acercaría a la Televisión, los mandos de SNES no llegan muy lejos, no al menos hasta el sofá

Creo que volvería a sentarme descalza en el sofá, aunque no tuviera mi camisón rosa de flores, que de hecho si tengo, guardado porque lo hizo mi madre con todo su cariño. Ahora me sentaría con unos pantalones cortos, una camiseta el doble de mi talla, el pelo recogido y un refresco en la mano.

Al principio en silencio, observándole jugar, el humo del tabaco se dispersaría por el comedor, su mirada fija en la pantalla y un brillo infantil en su mirada, seria de nuevo nuestro momento.

Creo que ya se porque me gusta mirar como otros juegan con el aventurero Link, bueno, miento y me corrijo, ya se porque me gusta ver como mi padre juega con Link, como corre aventuras para salvar a la princesa Zelda.

Porque es un recuerdo muy fuerte, importante, algo que compartí con mi padre a través de un videojuego.

Quizás suene raro, estúpido, infantil o poco corriente, me da igual.

Gracias Link, por darme esos recuerdos tan fuertes con mi padre...ahora si me disculpáis, creo que mi padre se ha levantado de la siesta, creo que le propondré jugar a la SNES

Papa! ¿Vamos a jugar?”

Claro, ¿A que jugamos?”

Al Zelda papa”

Pero si a ese solo juego yo”

Para ese no necesito un mando para jugar contigo, vamos papa, vamos a jugar”


Esta bien, me tomo el café, monta la consola”